Israel Gráfico

La conexión con la cultura y tradición judía

Rosh Hashaná es una de las grandes fiestas bíblicas.

Rosh Hashaná, el año nuevo judío

El pueblo judío, en Israel y la diáspora, celebra Rosh Hashana o el nuevo año, los días 16 y 17 de septiembre ambos inclusive. Rosh Hashana se traduce como cabeza de año y viene a representar, según la tradición judía, la creación de la Humanidad. En Canarias lo festejan en torno a unas 60 familias repartidas entre las Islas, mayormente, en Las Palmas de Gran Canaria, donde la comunidad es mucho más amplia, y cuenta con sinagoga, y en Tenerife, por segundo año consecutivo la celebración contará con el respando de la Fundación Jabad, que ya trabaja en la consolidación de la comunina celebración comunitaria, con asistencia permanente de un rabino.

Avance del calendario judío para 5784

En esta edición ofrecemos un avance del calendario de fiestas judías para 5784. Rosh Hashaná se celebrará los días 16 y 17 de septiembre, lo que constituyen las celebraciones más solemnes del pueblo judío. El nuevo año que comienza constará de 13 meses y se le domina año embolismal o bisiesto.

Shana tova umetuká, año bueno y dulce.

רוש השנה תשפ"ה

Rosh Jodesh Elul

El mes de la teshuvá

Elul es el sexto mes del calendario judío, antesala de las grandes solemnidades de Rosh Hashaná y Yom Kipur; es decir de los llamados días terribles. Una oportunidad para rectificar la conducta y de preparación para los días del juicio, mediante la plegaria, la recitación de las shelijot y la práctica de la buenas acciones y de ayuda a los necesitados o tzedaká. Este año 5783, el mes de Elul comienza en la noche del miércoles, Rosh Jodesh consta de dos días. Asimismo, este mes consta de 30 días. Los sefaradim o judíos sefarditas iniciarán las shelijot el próximo domingo en la madrugada y se prolongarán hasta el día de Yom Kipur. Por su parte, los ashkenazim, recitarán las shelojot durante los díez días o yamim noraim, comprendidos entre Rosh Hashaná y Yom Kipur. 

Acerca del Día de Tisha BeAv

Este año coincide con el 27 de julio de 2023

En esta entrega de hoy, cortesía de Halacha Yomit, nos complace compartir las leyes y costumbres que rigen el 9 de Av, que este año coincide con el 27 de julio. Hay que tener en cuenta que la festividad comienza al aterdecer de la víspera, es decir, el miércoles después de la puesta del sol, con la finalización de la última comida que precede al ayuno. Pueden consultar los horarios correspondientes a cada país o comunidad, para determinar el comienzo y fin del ayuno.

Está prohibido lavarse el día de Tisha BeAb tanto total como parcialmente, con agua caliente o con agua fría, incluso introducir un dedo en el agua está prohibido. Por ello, la mañana de Tisha BeAb debe realizar la “netilat yadaim” –lavado ritual de manos- como lo hace habitualmente pero vertiendo agua sólo hasta los nudillos de la mano y pronunciar la bendición. Lo mismo aplica para el lavado de manos al salir del baño.

No debe lavarse la cara en la mañana al despertar sino pasarse la mano húmeda o suavemente mojada por los ojos para eliminar la lagaña. Si habitualmente se lava la cara y no hacerlo lo hace sentir incómodo, podrá lavarse la cara. La novia durante los primeros treinta días a partir de su boda puede lavarse la cara normalmente para no deslucirse ante su marido.

Panorámica del Muro Occidental del Templo

Vista general en vivo del Muro Occidental del Templo de Jerusalem, capital de Israel, cortesía de la Fundación del Kotel

Los sucesos más relevantes ocurridos en Tisha BeAv

Las cinco tragedias

En Tishá B’Av ocurrieron cinco tragedias, que marcaron la historia del pueblo judío.
Durante el tiempo de Moshé, los judíos en el desierto aceptaron el informe calumnioso de los 10 espías, y se emitió un decreto prohibiéndoles la entrada a la Tierra de Israel (año 1312 AEC).
Los babilonios, liderados por Nabucodonosor, destruyeron el Primer Templo. 100,000 judíos fueron masacrados y millones fueron exiliados (año 586 AEC).

Los romanos, liderados por Tito, destruyeron el Segundo Templo. Unos dos millones de judíos murieron, y aproximadamente un millón fueron exiliados (año 70 EC).
La revuelta de Bar Kojba fue abatida por el emperador romano Adriano. La ciudad de Betar –la última ciudad judía que quedaba en pie– fue conquistada y liquidada. Más de 100,000 judíos fueron masacrados (año 135 EC).

El área del Templo, y sus lugares aledaños, fueron devastados por el general romano Turnus Rufus. Jerusalem fue reconstruida como una ciudad pagana –renombrada Aelia Capitolina- y se prohibió el acceso a los judíos.



Tisha BeAv

Las fechas más aciagas del calendario judío

El pueblo de Israel  recuerda y guarda luto el 9 de av de 5783, que coincide, en esta ocasión, con el 26 de julio de 2023, la destrucción del primero y segundo templos de Jerusalem, acontecida en el año 586 antes de la era común por los babilonios y el año 70 de la era común por los romanos. Recordamos una de las fechas más triste de nuestro calendario con plegarias especiales y con la lectura del Libro de los Lamentos o Eijá. La festividad comienza en esta ocasión al atardecer del miércoles, 26 de julio, con la última cómida previa al ayuno.

Estos días que transcurren entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av son denominados en la Halajá “ben hametzarim” –entre la angustia-, pues marcan el trágico período en el que Jerusalem fue asaltada y el sagrado Templo que allí existía destruido, debido a ello practicamos distintas costumbres de duelo por aquella destrucción que tanto nos afectó. Sin embargo, cabe preguntar por qué tanto luto por aquella destrucción, por qué continuar sufriendo aquel período histórico, según se recoge en el texto de la Halajá del Día o Halacha Yomit (Jerusalem).  Más información.

 

 

 

 

El período de las tres semanas entre 17 de Tamuz y 9 de Av 

El 17 de Tamuz de 1313 AEC, Moshé Rabenu quiebra las dos tablas de la Ley al descender del Monte Sinai, tras el suceso del becerro de oro

El 17 de Tamuz, que este año 2023 ( תשפ"ג ) coincide con el 5 de julio, comienza el período de tres semanas de duelo en conmemoración de la destrucción del Templo de Jerusalem y el consiguiente exilio. La cumbre de este triste episodio es el 9 de Av, día de ayuno y luto nacional por lo sucedido al pueblo judío. El día de ayuno de 17 de Tamuz se le conoce también como Shiva asar Betamuz. El 17 de Tamuz de 1313 AEC, Moshé Rabenu quiebra las dos tablas de la Ley al descender del Monte Sinai, tras el suceso del becerro de oro;  se interrumpe el servicio del Santo Templo de Jerusalem, en el año 423 antes de la Era Común, y se abre una brecha en las murallas de Jerusalem en 69 de la Era Común. El general romano Apostomus quema un sefer Torá y coloca ídolos en el Templo. 
Para entender este período aciago comprendido entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av repasamos las tragedias más significativas. Más información.

El general romano Apostomus quema un sefer Torá y coloca ídolos en el Templo.

¿Qué festejamos en Shavuot?

Semanas, día de días. La entrega de la Torá al pueblo de Israel

En Shavuot se celebra la fiesta de las semanas, conocida también como de la entrega de la Torá al pueblo de Israel en el monte Sinai o fiesta de la cosecha. Shavuot es una de las tres fiestas  (Shalosh regalim) en la que los judíos, en consonancia con el precepto bíblico, peregrinaban a la Ciudad Santa de Jerusalem cuando existía el Santo Templo (Bet Hamikdash) se hallaba en pie. Las dos restantes son Pésaj y Sucot. Es decir, las tres fiestas de peregrinación o Shalosh Regalim, que junto con Rosh Hashaná y Yom Kipur constituyen las cinco festividades bíblicas mayores del calendario judío.

El mes de Siván ocupa un lugar destacado en la vida del pueblo judío porque en el mismo recibió a través de Moshé Rabenu la Torá en monte Sinai. Esta festividad acontece, por regla general entre finales del mes de mayo o comienzos de junio. Este año acontece los días 26 y 27 del presente mes de mayo; es decir los días 6 y 7 de Siván en la diáspora y sólo el 6 en Eretz Israel.
El 6 de Siván de 2448 (1312 antes de la era común) es el día sagrado de la Entrega de la Torá en el monte Sinai. 
Shavuot  comienza al día siguiente de la conclusión de la cuenta del Ómer o Sefirat haÓmer; es decir, la cuenta de los 49 días del Ómer que se inicia el segundo día de Pésaj. Es el nexo que une Pésaj, fiesta de la libertad física o del nacimiento nacional a la salida de la exclavitud en Egipto que se prolongó 210 años, y Shavuot, fiesta de la elevación o obtención de la liberación espiritual con la recepción de la Torá o Matán Torá מתן תורה en el monte Sinaí.
Una y solo una vez en la historia de la Humanidad se reveló D-s a un pueblo y anunció su voluntad. El pueblo de Israel recién nacido recibió el mensaje de la Divinidad antes de emprender su trayecto hacia Eretz Israel. Una población de 603.550 hombres (Bamidbar: 2:32), además de mujeres y niños fueron testigos, en las inmediaciones del monte Sinai del mayor acontecimiento de la historia, el encuentro ante el Todopoderoso y sus criaturas.
El pueblo de Israel recibió los 613 preceptos o mitzvot.
De los gentiles, D-s exige 7 ó las leyes de Noah. Con ello suman 620. El valor numérico del versículo que expresa el reinado eterno del Supremo: D-s reina, reinó y reinará para siempre es también 620. Este es asimismo el número de los 10 mandamientos. Los nombres de los padres de las 12 tribus suman igualmente 620. Sobre este particular, Vidal Elgozy escribe que “la Torá no es sólo un libro de leyes. Tampoco de historia, no de ciencia, de profecías, pero es todo a la vez, tal que ninguna sabiduría le es ajena”.
 

Eterna e inalterable


 Uno de los principios de la fe judía es la inmutabilidad de la Ley. Igual que D-s no cambia, su voluntad es invariable.
La Torá escrita está sintetizada y sus palabras están medidas. Es intocable, inalterable, tal es así que basta que falte una sola letra o signo en el Sefer Torá, para que no sea válido. La oral, en cambio, es extensa y se desarrolla continuamente. Es una sabiduría viva, dinámica, en la que cada uno puede renovar en el marco de ciertos fundamentos. Los grandes eruditos, según explica Vidal Elgozy, pueden y deben dar respuesta a los problemas que surgen en cada época. Los avances en los diferentes dominios de la ciencia y tecnología lo exigen. Los Hajamim son capaces de estudiar, comparar y concluir dictámenes en todos los terrenos de la vida. La Halajá se pone siempre al día y trata de temas contemporáneos como empleo de microondas, trasplantes de órganos, fertilización artificial, etc. La Torá es inmutable pero se actualiza.  suspendisse sed.

La vida de Ruth

“Y sucedió en la época en que juzgaban los jueces...” (Ruth 1:1) 

Después de la muerte de Iehoshúa, sucesor de Moshé como conductor de la nación, hubo un período de varios siglos en los que el pueblo judío estuvo regido por sucesivos líderes denominados “Shoftim” (jueces) provenientes sucesivamente de distintas tribus. Estos dirigentes fueron, casi siempre, personas del máximo calibre espiritual y gobernaron con su buen ejemplo, al mismo tiempo que guerrearon contra los enemigos externos para liberar a los judíos de sus repetidos ataques opresores.
Inversamente, los Sabios también leen en el pasaje que abre el texto de Meguilat Ruth, que se trataba, peyorativamente,  de una generación que en esa época “juzgaba a sus jueces”, es decir, que evaluaban si sus jueces dirigían de acuerdo a sus deseos (le permitían todo lo que querían) o si, al contrario, les imponían conductas morales aunque no les agradaran.
Asimismo, y también en tono de reproche, mencionan que los jueces de menor rango de aquella generación, no estaban a la altura moral que se esperaba de ellos para la función importante que cumplían.
Hubo hambruna en la tierra de Iehudá. Solamente una familia quedó exenta de la privación generalizada. Fue la del líder Elimelej.
Elimelej provenía de una familia patricia. Era descendiente directo de Najshón, el príncipe de la tribu de Iehudá en tiempos de Moshé.
Vivía en Bet Lejem junto a su esposa Nomí y sus dos hijos Majlón y Jilión que eran, asimismo, miembros destacados en el seno de la comunidad.
La presión sobre Elimelej de alimentar a la población con su propia fortuna, fue muy fuerte. Por lo tanto, decidió emigrar con su familia al país limítrofe de Moav, del lado oriental del río Iardén (Jordán).
Eludir su responsabilidad fue considerado un error muy serio.
El hecho de emigrar a la tierra de Moav, un pueblo que tiene vedada su integración con Israel por haberse demostrado carente de gratitud (Moav son descendientes de Lot, que había sido salvado por Abraham cuando en su momento cayó prisionero), resultó aun más grave.
A raíz de que los moabitas oportunamente habían contratado a Bil’am para maldecir al pueblo de Israel que estaba en camino a su tierra prometida y por prohibir la provisión de comida al pueblo hebreo itinerante en su camino por el desierto hacia la Tierra de Israel, la Torá ordenó no buscar contacto con ellos por siempre jamás (Dvarim 23:5).
A pesar de eso, Elimelej y su familia se radicaron allí, si bien su intención inicial era para una estadía corta.
No obstante, estando ya allí, se afincaron.
La tragedia no tardó en llegar. Elimelej murió. En las Esferas Celestiales fue juzgado con Midat haDín (la ley Di-vina de Rigor) por lo que murió de manera repentina (sin preaviso).
Sus hijos luego tomaron esposas moabitas de la aristocracia local: Ruth y Orpá (no lo hubieran hecho de estar su padre en vida).
No sabemos si estas mujeres no se convirtieron al judaísmo porque pensaban que su integración a la nación judía era imposible por la ley de la Torá, tal como se establece para los hombres moabitas (Dvarim 23:4).
Es factible que efectivamente procedieron a convertirse, pero que la ceremonia fue inválida por originarse en interés ajeno al amor por el judaísmo, o por miedo a no obedecer los deseos de Majlón y Jilión.
También es posible que estas mujeres se hayan convertido al status de “Guer Toshav” (que implica la aceptación de no practicar idolatría, a pesar que el candidato no abraza incondicionalmente la Ley de la Torá.  Este status no tiene vigencia en la actualidad). Aun si así lo hubiesen hecho, el matrimonio con ellas les estaba vedado.
Majlón y Jilión hicieron caso omiso a la muerte de su padre, y se asentaron en Moav en forma fija y habitaron allí durante diez años. La situación para ellos no fue buena. 
Fueron perdiendo toda su fortuna hasta quedar en la indigencia total y, finalmente, murieron ambos (según Ramba”m, Hil. Melajim 5:9, esto fue por abandonar Eretz Israel, a pesar que lo hicieron por la hambruna).
Quedaron entonces, las tres viudas solas - y pobres.
Mientras tanto, Nomí se enteró a través de los viajantes judíos que D”s había revertido la suerte de su pueblo.  Decidió pues - apenas terminó el período de duelo por sus hijos - retornar a su tierra natal.
Ruth y Orpá la acompañaron, pero después de comenzado el penoso regreso, Nomí pidió a sus nueras que cambiaran su rumbo y volvieran a sus antiguos hogares y a su situación de bienestar monárquico anterior.
Inicialmente, ambas declararon que no querían abandonar a Nomí, pero ésta, sintiendo que ya habían cumplido con creces su obligación de respeto hacia ella y hacia sus maridos fallecidos, les insistió en que les convenía volver con los suyos y que D”s seguramente las iba a recompensar por la bondad que habían demostrado.
Orpá finalmente renunció, besó a su suegra - y se tornó. (Según los Sabios, Orpá fue luego la progenitora del gigante Goliat, el soldado filisteo, que blasfemaba a D”s mientras los judíos del ejército de Shaul recitaban el Shmá a la mañana y a la noche).
Orpá tenía amor por el intelecto de Nomí, pero cayó en la inmoralidad aquella misma noche – pues el intelecto por sí solo - no salva a la persona del pecado.
El espacio de profundo amor que sentía por su suegra, al alejarse de ella, se colmó con idéntico intenso rencor hacia todo lo que había aprendido.
Ruth, en cambio, se aferró a Nomí. En su declaración siguiente, Ruth aceptó en forma clara e incondicional, todas las Mitzvot bíblicas y rabínicas, con su pertinente Retribución Di-vina en caso de desobedecer. Cuando Nomí se cercioró que los motivos de Ruth eran genuinos y que la decisión era terminante, desistió de seguir rechazándola.
Los caminos se abrieron. Pasaron los años, y los descendientes de la mujer que besó (y se apartó - Orpá), cayeron en manos de la mujer (Ruth) que se aferró (Sotá 12:).
El antepasado de Ruth, Lot, optó por apartarse de su venerable tío Avraham en búsqueda de incrementar fortuna personal, y su heredera, Ruth corrigió el pasado, afianzándose a Nomí – renunciando a toda la fortuna que podía tener en el palacio de su padre.
El padre de Lot, Harán, había condicionado su adhesión a las creencias de su hermano Avraham, a si éste se salvaría de los fuegos (de Ur Casdim) del rey caldeo – y finalmente sucumbió.  Su descendiente, Ruth, eligió ser judía, pero incondicionalmente (Rav Avigdor Nebenzahl shlit”a).
Las dos prosiguieron su camino.  Nomí, por no amonestar a su marido e hijos por el error que estaban cometiendo, volvía a Iehudá con un aspecto penitente: descalza y cabizbaja. Volvió a Bet Lejem, su pueblo natal, donde la habían conocido antes como mujer aristocrática - a pesar de la humillación que esto provocaría, y trajo a Ruth consigo, a pesar de que podía causar más desprecio por la evidencia del error de su familia.  Todo esto, para expiar su “pecado”. 
Cuando arribaron a Bet Lejem, los habitantes locales se asombraron por el aspecto triste que mostraba la anteriormente distinguida Nomí.  Si bien en una situación habitual no se debe referir de ese modo (“¿acaso esta es Nomí?”), pues constituye “Ona’at Dvarim” (herir con palabras), las mujeres lo dijeron para su beneficio (le’toelet), por lo que no se consideró un pecado.
Nomí, en cambio, asumió la responsabilidad de lo ocurrido: “No se dirijan más a mi como a Nomí, llámenme Mará (amarga) pues D”s transformó mi vida en amargura. Yo me fui colmada, pero D”s me ha devuelto vacía... D”s ha testimoniado acerca de lo que merezco”.
Nomí se convirtió en modelo para todos aquellos que, de alguna manera les toca vivir momentos duros, al aceptar el veredicto Di-vino en lugar de rebelarse por su destino. Imaginemos, por un momento, la vergüenza de Nomí frente a la gente a quien su marido no había querido mantener en las épocas de crisis...

La Torá (Vaikrá 23:22) ordena a los agricultores que dejen para los necesitados las espigas que se caen en el momento de la cosecha, como así también las espigas que quedan olvidadas, y la esquina del campo. Estas leyes se obedecían estrictamente en aquella época.
Por lo tanto, Ruth le ofreció a Nomí (que ya era mayor e imposibiltada) ir a algún campo a recolectar lo que pudiese, para no morir de hambre. Ruth fue a juntar y, providencialmente, fue al campo del anciano Boaz, primo de su marido, Majlón. 
Boaz, quien recién se levantaba del duelo por su esposa, decidió visitar sus campos aquel día, un evento poco frecuente para él.
D”s tiene todo previsto: el día en que falleció la primera esposa de Boaz, ya estaba Ruth para cubrir ese espacio vacío.
Boaz saludó a sus campesinos, y estos le devolvieron el saludo, deseándole que D”s lo bendiga.
Siendo que Boaz había enviudado, y “aquel que permanece sin esposa, vive sin bendición y sin alegría” (Ievamot 62:), sus labradores le desearon que pronto pueda rehacer su hogar.
Cuando Boaz vio a Ruth, que tenía un modo especialmente recatado de levantar las espigas caídas y siempre cuidadosa de no recoger más que dos espigas del suelo (pues si son tres o más espigas, le siguen perteneciendo por ley al dueño del campo), averiguó acerca de quién era esa doncella singular. El supervisor del campo le contó (en términos no muy encomiables), que se trataba de “una muchacha moabita, quien había vuelto acompañando a Nomí de los campos de Moav”.
A pesar de escuchar esa versión, Boaz no se dejó turbar. Se acercó a Ruth y le ofreció que no dejara de concurrir a su campo y que se sintiera tranquila.
“Me enteré de la conducta que tuviste con tu suegra” – dijo – “al abandonar las comodidades que ofrecía tu casa, para sumarte a un pueblo que no habías conocido ayer.  D”s te bendiga por tu elección”.
Boaz, asimismo, ordenó a su gente proteger a Ruth, permitirle compartir su comida e, incluso, dejar caer espigas, renunciando propiedad sobre ellas (tornándolas “Hefker”) para que Ruth tuviera más para recolectar.
A su regreso a casa, cuando Nomí se enteró que Ruth había estado en el campo de Boaz, se alegró, pues Boaz era pariente y se le aplicaba la ley de Go’el (quien redime los campos vendidos por familiares empobrecidos – Vaikrá 25:25) y, seguramente, se preocuparía por el futuro de Ruth, viuda del primo difunto.
Ruth pasó la temporada de la cosecha de cebada y la del trigo en los campos de Boaz para luego regresar con Nomí.
Nomí, preocupada por el futuro de su nuera Ruth, se percató que Boaz, a pesar de haber escuchado acerca de las virtudes de Ruth, y habérsele acercado para que quedara en su campo, no había tomado iniciativa alguna durante toda la temporada de la cosecha para ofrecerle matrimonio. Si bien Boaz era ya un anciano, casarse con un Tzadik de tamaña envergadura espiritual, sería un mérito para Ruth y para el recuerdo de su difunto marido.
Por lo tanto, Nomí decidió entrar en acción para sugerir que Boaz y Ruth se casaran. Sin embargo, no podía enfrentar abiertamente al sobrino Boaz, quien posiblemente creyera que casarse con una conversa, no sería digno para su talla patricia.
Así fue que Nomí envió a la propia Ruth para que hablara con Boaz y le pidiera que la tomara como esposa. De todos modos, esto no podía ocurrir en público dado que lo pondría a Boaz en una situación comprometedora. Fue entonces, que le sugirió a Ruth la idea de ir a ver a Boaz a mitad de la noche. Nomí calculó que el momento era propicio, dado que la cosecha había sido abundante después de tantos años de escasez y Boaz consideraría la posibilidad de volver a contraer matrimonio y formar una familia. Aparte de esto, una vez que la recolección de trigo había concluido, Boaz estaría libre para dedicarse a su propia vida particular.

Antes de seguir adelante, es menester aclarar varias cuestiones legales-halájicas de la Torá.

La Torá ordena al hermano de un judío fallecido que no dejó hijos, tomar a la viuda como esposa (en caso que falleciera un hombre que sí dejó descendencia, estaría terminantemente prohibido al hermano desposar a su cuñada viuda). Esto se denomina Ibum (= levirato).
Si el hermano no quisiera tomar a su cuñada como esposa, entonces debe liberarla para que se pueda casar con otro hombre. Esta ceremonia se denomina Jalitzá.
En la actualidad y desde hace más de mil años, los Sabios instruyeron que todos los que se encuentran en esta situación, deben llevar a cabo la Jalitzá en lugar de Ibum. El motivo de esto es que los hombres tal vez tomaran a sus cuñadas en cuestión, por su belleza y no con el objetivo de cumplir la Mitzvá de crear un recuerdo para su hermano fallecido. Si bien este precepto es obligatorio en el caso que existan hermanos en vida, el espíritu del mismo se extiende aun para otros parientes más lejanos (Rambá”n, Bereshit 38:8). En el caso puntual de Ruth, dado que Majlón no había dejado hermanos vivos, los demás parientes no estaban obligados a tomar a Ruth como esposa, salvo si quisieran ser especialmente voluntariosos (“Midat Jasidut”).

Otra Mitzvá de la Torá, que tiene relevancia en esta historia, prescribe liberar (recuperar) los campos que por necesidad vendió un pariente que ha empobrecido, para que ese campo quedara en poder de la familia y el pariente en cuestión tenga con qué mantenerse.

Por último, la Torá prohíbe a un hombre y a una mujer casada que no es su esposa, estar a solas en un lugar recluido. Esta ley se denomina Ijud. 
Posteriormente los Sabios del tribunal del rey David, hicieron extensiva esta disposición aun para hombres (estar a solas) con mujeres solteras, viudas o divorciadas. 
Esta disposición se dictó, sin embargo, después de la historia de Ruth. En el momento que estamos relatando, pues, aun no había entrado en vigencia la ley de Ijud para viudas y solteras (que sería el caso de Ruth).

Por lo tanto, cuando Ruth fue a ver a Boaz en la noche, no hubo trasgresión alguna por parte de Boaz y Ruth.
Aquella noche Boaz estaba vigilando el granero en donde había aireado su cereal (lamentablemente habían aumentado los robos en aquellos momentos) y Ruth fue sigilosamente para descubrir los pies de Boaz (como señal que le recordara su obligación moral como familiar de Majlón, de tomarla o liberarla) y acostarse como le había indicado Nomí.
Cuando Boaz se despertó a medianoche y se percató que había una mujer durmiendo a sus pies, se aterró y preguntó a la persona desconocida por su identidad. Ruth le respondió que se había acercado para pedirle que “extienda sus alas sobre su sierva”, es decir, que la tomara por esposa. Boaz quedó impresionado por su sinceridad, dado que, aparte de la bondad que había ya mostrado anteriormente al acompañar a su suegra a una tierra desconocida, en este momento nuevamente, eligió buscar casarse con un pariente – anciano como él - de su esposo, en lugar de elegir un novio joven.

Sin embargo, Boaz aclaró que, existiendo un tío (del fallecido Majlón y del propio Boaz) en vida (según algunos, su nombre era “Tov”), éste tenía la prioridad de casarse con ella. Sin embargo, le juró que de no tomarla este tío, la desposaría él mismo al día siguiente. Según algunos Sabios su voto estaba dirigido también hacia su propio impulso, para enfatizar la prohibición, e impedir todo acercamiento que permitiría quedar seducido por la atracción de Ruth.

Antes del amanecer, Ruth volvió a casa de Nomí con la noticia que su encuentro con Boaz había sido positivo. Conociendo la honestidad del Tzadik, Nomí le aseguró que Boaz no iba a pausar ni diferir la cuestión para otro momento.

Y así ocurrió. Boaz fue al pórtico de la ciudad, lugar en el cual se concluían todos los trámites y juicios, y Providencialmente, su tío, del cual le había hablado a Ruth, pasaba por allí.
El Midrash señala que la coincidencia es tan sólo aparente, pues aun si el tío estuviese alejado, D”s lo hubiese hecho llegar.
Una vez que los humanos habían cumplido con su parte, D”s concluye la gestión “aportando” lo que falta.

Boaz inicialmente le comentó al tío acerca de los campos vendidos por Nomí, los cuales debían ser rescatados por ellos que eran los familiares más directos, a lo cual el tío accedió inmediatamente. Sin embargo, cuando Boaz le estipuló que, en tal caso, debía tomar también a Ruth como esposa, el tío se negó.

Dado que la salvedad para las mujeres - dentro de la ley que impide la integración de hombres moabitas al pueblo judío - era poco conocida (por el hecho que de por si, las dos naciones en aquel momento casi no tenían contacto), el tío sospechaba que si él mismo tomara a Ruth como esposa, la gente descalificaría su descendencia.
Esto no ocurriría, sin embargo, si el propio Boaz desposara a Ruth, dado que Boaz era un Sabio de la Torá y nadie lo cuestionaría halájicamente a él.

Fue así, que el tío le transfirió a Boaz todos los derechos y obligaciones familiares respecto a las propiedades de Elimelej, Jilión y Majlón, como así también le cedió su deber moral hacia Ruth.

Una vez que el tío renunció a su parte, Boaz tomó a Ruth como esposa con la bendición de todo Después de la muerte de Iehoshúa, sucesor de Moshé como conductor de la nación, hubo un período de varios siglos en los que el pueblo judío estuvo regido por sucesivos líderes denominados “Shoftim” (jueces) provenientes sucesivamente de distintas tribus. Estos dirigentes fueron, casi siempre, personas del máximo calibre espiritual y gobernaron con su buen ejemplo, al mismo tiempo que guerrearon contra los enemigos externos para liberar a los judíos de sus repetidos ataques opresores.
Inversamente, los Sabios también leen en el pasaje que abre el texto de Meguilat Ruth, que se trataba, peyorativamente,  de una generación que en esa época “juzgaba a sus jueces”, es decir, que evaluaban si sus jueces dirigían de acuerdo a sus deseos (le permitían todo lo que querían) o si, al contrario, les imponían conductas morales aunque no les agradaran.
Asimismo, y también en tono de reproche, mencionan que los jueces de menor rango de aquella generación, no estaban a la altura moral que se esperaba de ellos para la función importante que cumplían.
Hubo hambruna en la tierra de Iehudá. Solamente una familia quedó exenta de la privación generalizada. Fue la del líder Elimelej.
Elimelej provenía de una familia patricia. Era descendiente directo de Najshón, el príncipe de la tribu de Iehudá en tiempos de Moshé.
Vivía en Bet Lejem junto a su esposa Nomí y sus dos hijos Majlón y Jilión que eran, asimismo, miembros destacados en el seno de la comunidad.
La presión sobre Elimelej de alimentar a la población con su propia fortuna, fue muy fuerte. Por lo tanto, decidió emigrar con su familia al país limítrofe de Moav, del lado oriental del río Iardén (Jordán).
Eludir su responsabilidad fue considerado un error muy serio.
El hecho de emigrar a la tierra de Moav, un pueblo que tiene vedada su integración con Israel por haberse demostrado carente de gratitud (Moav son descendientes de Lot, que había sido salvado por Abraham cuando en su momento cayó prisionero), resultó aun más grave.
A raíz de que los moabitas oportunamente habían contratado a Bil’am para maldecir al pueblo de Israel que estaba en camino a su tierra prometida y por prohibir la provisión de comida al pueblo hebreo itinerante en su camino por el desierto hacia la Tierra de Israel, la Torá ordenó no buscar contacto con ellos por siempre jamás (Dvarim 23:5).
A pesar de eso, Elimelej y su familia se radicaron allí, si bien su intención inicial era para una estadía corta.
No obstante, estando ya allí, se afincaron.
La tragedia no tardó en llegar. Elimelej murió. En las Esferas Celestiales fue juzgado con Midat haDín (la ley Di-vina de Rigor) por lo que murió de manera repentina (sin preaviso).
Sus hijos luego tomaron esposas moabitas de la aristocracia local: Ruth y Orpá (no lo hubieran hecho de estar su padre en vida).
No sabemos si estas mujeres no se convirtieron al judaísmo porque pensaban que su integración a la nación judía era imposible por la ley de la Torá, tal como se establece para los hombres moabitas (Dvarim 23:4).
Es factible que efectivamente procedieron a convertirse, pero que la ceremonia fue inválida por originarse en interés ajeno al amor por el judaísmo, o por miedo a no obedecer los deseos de Majlón y Jilión.
También es posible que estas mujeres se hayan convertido al status de “Guer Toshav” (que implica la aceptación de no practicar idolatría, a pesar que el candidato no abraza incondicionalmente la Ley de la Torá.  Este status no tiene vigencia en la actualidad). Aun si así lo hubiesen hecho, el matrimonio con ellas les estaba vedado.
Majlón y Jilión hicieron caso omiso a la muerte de su padre, y se asentaron en Moav en forma fija y habitaron allí durante diez años. La situación para ellos no fue buena. 
Fueron perdiendo toda su fortuna hasta quedar en la indigencia total y, finalmente, murieron ambos (según Ramba”m, Hil. Melajim 5:9, esto fue por abandonar Eretz Israel, a pesar que lo hicieron por la hambruna).
Quedaron entonces, las tres viudas solas - y pobres.
Mientras tanto, Nomí se enteró a través de los viajantes judíos que D”s había revertido la suerte de su pueblo.  Decidió pues - apenas terminó el período de duelo por sus hijos - retornar a su tierra natal.
Ruth y Orpá la acompañaron, pero después de comenzado el penoso regreso, Nomí pidió a sus nueras que cambiaran su rumbo y volvieran a sus antiguos hogares y a su situación de bienestar monárquico anterior.
Inicialmente, ambas declararon que no querían abandonar a Nomí, pero ésta, sintiendo que ya habían cumplido con creces su obligación de respeto hacia ella y hacia sus maridos fallecidos, les insistió en que les convenía volver con los suyos y que D”s seguramente las iba a recompensar por la bondad que habían demostrado.
Orpá finalmente renunció, besó a su suegra - y se tornó. (Según los Sabios, Orpá fue luego la progenitora del gigante Goliat, el soldado filisteo, que blasfemaba a D”s mientras los judíos del ejército de Shaul recitaban el Shmá a la mañana y a la noche).
Orpá tenía amor por el intelecto de Nomí, pero cayó en la inmoralidad aquella misma noche – pues el intelecto por sí solo - no salva a la persona del pecado.
El espacio de profundo amor que sentía por su suegra, al alejarse de ella, se colmó con idéntico intenso rencor hacia todo lo que había aprendido.
Ruth, en cambio, se aferró a Nomí. En su declaración siguiente, Ruth aceptó en forma clara e incondicional, todas las Mitzvot bíblicas y rabínicas, con su pertinente Retribución Di-vina en caso de desobedecer. Cuando Nomí se cercioró que los motivos de Ruth eran genuinos y que la decisión era terminante, desistió de seguir rechazándola.
Los caminos se abrieron. Pasaron los años, y los descendientes de la mujer que besó (y se apartó - Orpá), cayeron en manos de la mujer (Ruth) que se aferró (Sotá 12:).
El antepasado de Ruth, Lot, optó por apartarse de su venerable tío Avraham en búsqueda de incrementar fortuna personal, y su heredera, Ruth corrigió el pasado, afianzándose a Nomí – renunciando a toda la fortuna que podía tener en el palacio de su padre.
El padre de Lot, Harán, había condicionado su adhesión a las creencias de su hermano Avraham, a si éste se salvaría de los fuegos (de Ur Casdim) del rey caldeo – y finalmente sucumbió.  Su descendiente, Ruth, eligió ser judía, pero incondicionalmente (Rav Avigdor Nebenzahl shlit”a).
Las dos prosiguieron su camino.  Nomí, por no amonestar a su marido e hijos por el error que estaban cometiendo, volvía a Iehudá con un aspecto penitente: descalza y cabizbaja. Volvió a Bet Lejem, su pueblo natal, donde la habían conocido antes como mujer aristocrática - a pesar de la humillación que esto provocaría, y trajo a Ruth consigo, a pesar de que podía causar más desprecio por la evidencia del error de su familia.  Todo esto, para expiar su “pecado”. 
Cuando arribaron a Bet Lejem, los habitantes locales se asombraron por el aspecto triste que mostraba la anteriormente distinguida Nomí.  Si bien en una situación habitual no se debe referir de ese modo (“¿acaso esta es Nomí?”), pues constituye “Ona’at Dvarim” (herir con palabras), las mujeres lo dijeron para su beneficio (le’toelet), por lo que no se consideró un pecado.
Nomí, en cambio, asumió la responsabilidad de lo ocurrido: “No se dirijan más a mi como a Nomí, llámenme Mará (amarga) pues D”s transformó mi vida en amargura. Yo me fui colmada, pero D”s me ha devuelto vacía... D”s ha testimoniado acerca de lo que merezco”.
Nomí se convirtió en modelo para todos aquellos que, de alguna manera les toca vivir momentos duros, al aceptar el veredicto Di-vino en lugar de rebelarse por su destino. Imaginemos, por un momento, la vergüenza de Nomí frente a la gente a quien su marido no había querido mantener en las épocas de crisis...

La Torá (Vaikrá 23:22) ordena a los agricultores que dejen para los necesitados las espigas que se caen en el momento de la cosecha, como así también las espigas que quedan olvidadas, y la esquina del campo. Estas leyes se obedecían estrictamente en aquella época.
Por lo tanto, Ruth le ofreció a Nomí (que ya era mayor e imposibiltada) ir a algún campo a recolectar lo que pudiese, para no morir de hambre. Ruth fue a juntar y, providencialmente, fue al campo del anciano Boaz, primo de su marido, Majlón. 
Boaz, quien recién se levantaba del duelo por su esposa, decidió visitar sus campos aquel día, un evento poco frecuente para él.
D”s tiene todo previsto: el día en que falleció la primera esposa de Boaz, ya estaba Ruth para cubrir ese espacio vacío.
Boaz saludó a sus campesinos, y estos le devolvieron el saludo, deseándole que D”s lo bendiga.
Siendo que Boaz había enviudado, y “aquel que permanece sin esposa, vive sin bendición y sin alegría” (Ievamot 62:), sus labradores le desearon que pronto pueda rehacer su hogar.
Cuando Boaz vio a Ruth, que tenía un modo especialmente recatado de levantar las espigas caídas y siempre cuidadosa de no recoger más que dos espigas del suelo (pues si son tres o más espigas, le siguen perteneciendo por ley al dueño del campo), averiguó acerca de quién era esa doncella singular. El supervisor del campo le contó (en términos no muy encomiables), que se trataba de “una muchacha moabita, quien había vuelto acompañando a Nomí de los campos de Moav”.
A pesar de escuchar esa versión, Boaz no se dejó turbar. Se acercó a Ruth y le ofreció que no dejara de concurrir a su campo y que se sintiera tranquila.
“Me enteré de la conducta que tuviste con tu suegra” – dijo – “al abandonar las comodidades que ofrecía tu casa, para sumarte a un pueblo que no habías conocido ayer.  D”s te bendiga por tu elección”.
Boaz, asimismo, ordenó a su gente proteger a Ruth, permitirle compartir su comida e, incluso, dejar caer espigas, renunciando propiedad sobre ellas (tornándolas “Hefker”) para que Ruth tuviera más para recolectar.
A su regreso a casa, cuando Nomí se enteró que Ruth había estado en el campo de Boaz, se alegró, pues Boaz era pariente y se le aplicaba la ley de Go’el (quien redime los campos vendidos por familiares empobrecidos – Vaikrá 25:25) y, seguramente, se preocuparía por el futuro de Ruth, viuda del primo difunto.
Ruth pasó la temporada de la cosecha de cebada y la del trigo en los campos de Boaz para luego regresar con Nomí.
Nomí, preocupada por el futuro de su nuera Ruth, se percató que Boaz, a pesar de haber escuchado acerca de las virtudes de Ruth, y habérsele acercado para que quedara en su campo, no había tomado iniciativa alguna durante toda la temporada de la cosecha para ofrecerle matrimonio. Si bien Boaz era ya un anciano, casarse con un Tzadik de tamaña envergadura espiritual, sería un mérito para Ruth y para el recuerdo de su difunto marido.
Por lo tanto, Nomí decidió entrar en acción para sugerir que Boaz y Ruth se casaran. Sin embargo, no podía enfrentar abiertamente al sobrino Boaz, quien posiblemente creyera que casarse con una conversa, no sería digno para su talla patricia.
Así fue que Nomí envió a la propia Ruth para que hablara con Boaz y le pidiera que la tomara como esposa. De todos modos, esto no podía ocurrir en público dado que lo pondría a Boaz en una situación comprometedora. Fue entonces, que le sugirió a Ruth la idea de ir a ver a Boaz a mitad de la noche. Nomí calculó que el momento era propicio, dado que la cosecha había sido abundante después de tantos años de escasez y Boaz consideraría la posibilidad de volver a contraer matrimonio y formar una familia. Aparte de esto, una vez que la recolección de trigo había concluido, Boaz estaría libre para dedicarse a su propia vida particular.

Antes de seguir adelante, es menester aclarar varias cuestiones legales-halájicas de la Torá.

La Torá ordena al hermano de un judío fallecido que no dejó hijos, tomar a la viuda como esposa (en caso que falleciera un hombre que sí dejó descendencia, estaría terminantemente prohibido al hermano desposar a su cuñada viuda). Esto se denomina Ibum (= levirato).
Si el hermano no quisiera tomar a su cuñada como esposa, entonces debe liberarla para que se pueda casar con otro hombre. Esta ceremonia se denomina Jalitzá.
En la actualidad y desde hace más de mil años, los Sabios instruyeron que todos los que se encuentran en esta situación, deben llevar a cabo la Jalitzá en lugar de Ibum. El motivo de esto es que los hombres tal vez tomaran a sus cuñadas en cuestión, por su belleza y no con el objetivo de cumplir la Mitzvá de crear un recuerdo para su hermano fallecido. Si bien este precepto es obligatorio en el caso que existan hermanos en vida, el espíritu del mismo se extiende aun para otros parientes más lejanos (Rambá”n, Bereshit 38:8). En el caso puntual de Ruth, dado que Majlón no había dejado hermanos vivos, los demás parientes no estaban obligados a tomar a Ruth como esposa, salvo si quisieran ser especialmente voluntariosos (“Midat Jasidut”).

Otra Mitzvá de la Torá, que tiene relevancia en esta historia, prescribe liberar (recuperar) los campos que por necesidad vendió un pariente que ha empobrecido, para que ese campo quedara en poder de la familia y el pariente en cuestión tenga con qué mantenerse.

Por último, la Torá prohíbe a un hombre y a una mujer casada que no es su esposa, estar a solas en un lugar recluido. Esta ley se denomina Ijud. 
Posteriormente los Sabios del tribunal del rey David, hicieron extensiva esta disposición aun para hombres (estar a solas) con mujeres solteras, viudas o divorciadas. 
Esta disposición se dictó, sin embargo, después de la historia de Ruth. En el momento que estamos relatando, pues, aun no había entrado en vigencia la ley de Ijud para viudas y solteras (que sería el caso de Ruth).

Por lo tanto, cuando Ruth fue a ver a Boaz en la noche, no hubo trasgresión alguna por parte de Boaz y Ruth.
Aquella noche Boaz estaba vigilando el granero en donde había aireado su cereal (lamentablemente habían aumentado los robos en aquellos momentos) y Ruth fue sigilosamente para descubrir los pies de Boaz (como señal que le recordara su obligación moral como familiar de Majlón, de tomarla o liberarla) y acostarse como le había indicado Nomí.
Cuando Boaz se despertó a medianoche y se percató que había una mujer durmiendo a sus pies, se aterró y preguntó a la persona desconocida por su identidad. Ruth le respondió que se había acercado para pedirle que “extienda sus alas sobre su sierva”, es decir, que la tomara por esposa. Boaz quedó impresionado por su sinceridad, dado que, aparte de la bondad que había ya mostrado anteriormente al acompañar a su suegra a una tierra desconocida, en este momento nuevamente, eligió buscar casarse con un pariente – anciano como él - de su esposo, en lugar de elegir un novio joven.

Sin embargo, Boaz aclaró que, existiendo un tío (del fallecido Majlón y del propio Boaz) en vida (según algunos, su nombre era “Tov”), éste tenía la prioridad de casarse con ella. Sin embargo, le juró que de no tomarla este tío, la desposaría él mismo al día siguiente. Según algunos Sabios su voto estaba dirigido también hacia su propio impulso, para enfatizar la prohibición, e impedir todo acercamiento que permitiría quedar seducido por la atracción de Ruth.

Antes del amanecer, Ruth volvió a casa de Nomí con la noticia que su encuentro con Boaz había sido positivo. Conociendo la honestidad del Tzadik, Nomí le aseguró que Boaz no iba a pausar ni diferir la cuestión para otro momento.

Y así ocurrió. Boaz fue al pórtico de la ciudad, lugar en el cual se concluían todos los trámites y juicios, y Providencialmente, su tío, del cual le había hablado a Ruth, pasaba por allí.
El Midrash señala que la coincidencia es tan sólo aparente, pues aun si el tío estuviese alejado, D”s lo hubiese hecho llegar.
Una vez que los humanos habían cumplido con su parte, D”s concluye la gestión “aportando” lo que falta.

Boaz inicialmente le comentó al tío acerca de los campos vendidos por Nomí, los cuales debían ser rescatados por ellos que eran los familiares más directos, a lo cual el tío accedió inmediatamente. Sin embargo, cuando Boaz le estipuló que, en tal caso, debía tomar también a Ruth como esposa, el tío se negó.

Dado que la salvedad para las mujeres - dentro de la ley que impide la integración de hombres moabitas al pueblo judío - era poco conocida (por el hecho que de por si, las dos naciones en aquel momento casi no tenían contacto), el tío sospechaba que si él mismo tomara a Ruth como esposa, la gente descalificaría su descendencia.
Esto no ocurriría, sin embargo, si el propio Boaz desposara a Ruth, dado que Boaz era un Sabio de la Torá y nadie lo cuestionaría halájicamente a él.

Fue así, que el tío le transfirió a Boaz todos los derechos y obligaciones familiares respecto a las propiedades de Elimelej, Jilión y Majlón, como así también le cedió su deber moral hacia Ruth.

Una vez que el tío renunció a su parte, Boaz tomó a Ruth como esposa con la bendición de todo  Una vez que el tío renunció a su parte, Boaz tomó a Ruth como esposa con la bendición de todos los presentes. Estos les desearon que tuvieran descendencia santa, como la que tuvieron Rajel y Lea, esposas del patriarca Ia’acov. La bendición se cumplió. Ruth quedó embarazada y dio a luz.
A su hijo lo llamaron Oved, que significa servidor (de D”s).
Él, a su vez, fue el padre de Ishai, quien fue el padre del rey David. David fue no sólo el justo rey de Israel, autor del libro de los Salmos (Tehilim), sino que con él comenzó la dinastía de los reyes y de grandes Sabios (como el príncipe Hilel), y de él surgirá el Mashíaj (ungido) que esperamos llegue pronto en nuestros días.
Daniel Oppenheimer.

Carta de presentación

Una nueva etapa editorial

Israel Gráfico es una revista digital básica de información general orientada al público judío hispanoparlante, en la que se pretende ofrecer aspectos de la cultura y tradición judías desde una perspectiva plural. La galería gráfica comprende esencialmente una colección de fotografías captadas por su editor en el transcurso de las 21 ocasiones en que ha viajado y permanecido en Eretz Israel, con la intención de que sirva de espejo de la evolución experimentada por Israel en los últimos 30 años, según la percepción gráfica del autor de las imágenes sobre el paisaje y paisanaje de Am Israel. Circunstancias de fuerza mayor, ajenas a la voluntad del editor, Israel Gráfico se ha visto obligada emprender una nueva singladura, que esperemos sea duradera en el tiempo en este alojamiento, aunque con mayores limitaciones de espacio. En la medida de lo posible, acercaremos a nuestros lectores aspectos de la actualidad de Israel y la diáspora.

Eretz Israel es la Tierra Prometida por D_s a  Abraham Avinu. Crisol de culturas, se sitúa entre el Mediterráneo y la ribera occidental del río Jordán y limita al Norte con Líbano y Siria y al Suroeste con Egipto.  Su legado histórico y nacional se remonta a 35 siglos. El 5 de Iyar de 5708 (14 de mayo de 1948) nace como Estado moderno, según resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con lo que se restablece el sueño del pueblo judío de retornar a su patria después de 2000 años de diáspora desde la destrucción del segundo Templo, en el año 70 de E.C.

La mano del hombre transformó un desierto en un vergel y después de casi 75 años de historia reciente, se presenta como un país en expansión y progreso, pese al acoso internacional que sufre desde  la proclamación de su Independencia. Ciencia, tecnología, agricultura, industria y turismo figuran entre sus activos más sobresalientes en economía. Su sistema político se sustenta en la Democracia y el pluralismo  ideológico y religioso, en la división e independencia de poderes: judicial, legislativo (representado en el Parlamento o Kneset con 120 diputados elegidos por sufragio universal) y gubernamental. En esta sección podrán consultar aspectos relacionados con el Estado de Israel, morfología y estructura institucional con enlaces de interés general.

El Hogar Nacional del Pueblo Judío

Más de 3.000 años de historia avalan la identidad judía del territorio nacional, herencia de los patriarcas Abraham, Yitzhak y Yaakov.

Los romanos confirieron el nombre de Palestina a la Tierra de Israel en el siglo II de la Era Común con el fin de destruir su identidad judía. Lo que conocemos actualmente como Palestina, Eretz Israel, ha sido el hogar nacional del pueblo judío durante más de 3.000 años, y como unidad geográfica comprende las márgenes occidental y oriental del Río Jordán. Palestina pasó a ser un nombre aceptado y oficial en 1922, cuando la Liga de las Naciones otorgó a Gran Bretaña el mandato sobre el territorio a ambas márgenes del Jordán, que hoy en día incluye a Jordania e Israel. Pero cabe señalar, como anexo, la inclusión de Judea y Samaria, ahora bajo jurisdicción de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) desde los años noventa del pasado siglo.
Ya la declaración de Balfour de 1917 sugería la conveniencia de establecer una entidad nacional judía en la Palestina, entonces, bajo mandato británico.

Cuarto creciente lunal después del comienzo de mes.

¿Cómo se rige el calendario hebreo? Origen y curiosidades

El ciclo lunar dura en torno a 29,5 días.

El mes en el calendario hebreo se basa en el ciclo que cumple la Luna al circunscribir por completo a la Tierra, captando el ojo humano desde nuestro planeta  cuatro diferentes estados principales de este satélite, a saber: Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena o Plenilunio, y Cuarto Menguante. Tal ciclo dura aproximadamente 29,5 días. Resulta asombroso comprobar que ya los antiguos sabios hebreos supieron calcular la duración exacta de tal ciclo, estimando de acuerdo con sus conocimientos astronómicos que el periplo del satélite alrededor de la Tierra tenía una duración de 29 días, 12 horas, y otras 793/1080 de hora (o sea, otros 44 minutos y 3.33 segundos), siendo su error de cálculo de medio segundo. Debido a que la cantidad de días en un mes debía ser exacta, el calendario hebreo estipuló meses de 29 y de 30 días, intercaladamente.

Al último de un mes hebreo, la Luna está completamente a oscuras, y no es visible desde la Tierra. Al despuntar el cuarto creciente, se alcanza a ver apenas a la Luna como una finísima guadaña, que desaparece en el horizonte minutos después del ocaso: es el comienzo del mes hebreo. Con el correr de los días, crece paulatinamente la parte iluminada de la Luna que se aprecia desde la Tierra, hasta llegar al plenilunio que marca exactamente la mitad del mes. A partir de ahí, vuelve la Luna a menguar con el discurrir de los días, hasta desaparecer por completo, culminando también del mismo modo el mes del calendario hebreo.

Los nombres de los meses hebreos, tal como los conocemos en nuestros días, tienen sus orígenes en la antigua Babilonia, de donde fueron adoptados por los judíos allí desterrados por el rey Nabucodonosor II, exilio que duró 70 años (586 al 516 antes de la Era Común). Más antiguamente, los meses eran denominados tan sólo por su orden numérico, comenzando en la primavera (boreal) por el mes primero, Nisán, y culminando con el duodécimo, Adar.