בס"ד
En esta sección podrá encontrar toda la información relacionada con la tradición y ley judía. Calendario de fiestas y acontecimientos relevantes.
Nos complace refrescar ese acontecimiento con la reproducción del texto íntegro de la carta que dirigió el secretario del Foreing Office británico Arthur James Balfour al lord Rothschild, en la que deja constancia de que el gobierno de Su Majestad, apoyaba la idea de proveer de una patria para los judíos en la Palestina. De esta forma, la Declaración de Balfour se convirtió en la base para el apoyo internacional a la fundación del Estado moderno de Israel. La misiva se publicó más tarde en el periódico The Times.
En la carta, se señala, entre otras cosas, que “His Majesty's Government view with favor the establishment in Palestine of a national home for the Jewish people, and will use their best endeavors to facilitate the achievement of this object, it being clearly understood that nothing shall be done which may prejudice the civil and religious rights of existing non-Jewish communities in Palestine, or the rights and political status enjoyed by Jews in any other country. El Gobierno de Su Majestad con miras favorecen el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo, quedando claramente entendido que nada se hará que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías en Palestina, o los derechos y el status político de que disfrutan los Judios en cualquier otro país.
Es importante aclarar estos conceptos, que todavía aparecen difusos, de forma interesada o no, y que han suscitado controversias y ha llevado a errores dramáticos, sobre todo, en los ámbitos mediáticos. Así pues, la población de Palestina, bajo el mandato británico, estaba integrada de judíos y árabes. De ahí que el derecho a la autodeterminación y soberanía nacional de los palestinos, le asiste tanto a los palestinos judíos como a los palestinos árabes. Unos y otros ya han alcanzado ese derecho. Me explico: los árabes en 1946, cuando alcanzaron la independencia de Gran Bretaña en la Palestina Oriental, conocida entonces como Transjordania, y que luego se denominaría Jordania. Los judíos, en 1948, con el establecimiento del Estado de Israel, en una parte de la Palestina Occidental. El pasado mes de noviembre se cumplieron 60 años de la resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que determinaba el establecimiento del Estado de Israel en la Palestina Occidental. El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 181 con la que se pretendía dar solución al conflicto entre árabes y judíos, entonces bajo mandato británico.
El plan de la ONU proponía dividir la parte occidental del Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área, que incluía Jerusalem y Belén, bajo control internacional. La incapacidad del gobierno británico para ejecutar el plan, junto con la negativa de los países árabes de la región a aceptarlo, dio lugar a la primera guerra árabe –israelí de 1948.
Un territorio: dos naciones
Los británicos, en el ejercicio de su poder mandatario, dividieron el territorio disputado por judíos y árabes, en dos partes. La mayor, unos 90.000 kilómetros cuadrados al Este del río Jordán, equivalente al 77% del territorio total de Palestina, fue destinada a la creación de la entidad árabe de Transjordania, bajo jurisdicción del Mandato Británico. Sólo el 23% del territorio, parte situada al Oeste del Jordán, se destinó a la creación del hogar nacional judío.
Los árabes, que se oponían al establecimiento de una comunidad judía organizada en cualquier parte de Palestina, expresaron su rechazo sembrando el terror y la intimidación en la Palestina Occidental, donde vivían tanto judíos como árabes. Como respuesta a las presiones árabes, la ONU volvió a dividir en 1947 la Palestina Occidental, lo que restaba de lo que debía ser el hogar nacional judío, en dos estados, uno árabe y el otro hebreo.
No hay que perder de vista que Israel es la Palestina Judía, mientras que Jordania es la Palestina Árabe.
En el primer caso, en 1948, el 14 de mayo (5 de iyar de 5708, de acuerdo al calendario hebreo), Israel proclamó su independencia y soberanía sobre el área asignada a la Palestina Judía por el Plan de Partición de la ONU. El mismo día en que Israel proclama su Independencia, fue atacado por los ejércitos combinados de los países árabes limítrofes. En la guerra subsiguiente, Israel logra rechazar la invasión árabe y, de acuerdo con las líneas de armisticio convenidas tras acabar la contienda, Judea y Samaria (en la margen Occidental del río Jordán) fueron puestas bajo dominio de Transjordania, mientras que Egipto obtuvo el control de la franja de Gaza. Esta situación se prolonga hasta 1967, cuando un nuevo conflicto bélico le fue impuesto a Israel y, como resultado, ambas zonas pasaron a ser administradas por el estado hebreo.
En el segundo caso, Jordania, la base para un estado árabe palestino independiente fue colocada con la creación de Transjordania en 1922 y, de hecho, se implementó con el establecimiento de ésta como estado soberano en 1946. Como quiera que Jordania ya es un estado árabe palestino, ni siquiera se mencionó la posibilidad de otro estado de igual carácter en Judea y Samaria, esto hay que remarcarlo bien, denominada la margen occidental por Jordania, durante los 19 años de control jordano sobre esos territorios.
La población de Judea y Samaria (Cisjordania) tienen estrechos lazos étnicos, religiosos, culturales, lingüísticos y familiares afines con Jordania, y hubo libertad de movimientos, aunque, a veces, alterados posteriormente, por las sucesivas rebeliones palestinas contra Israel.
El complicado camino hacia la Paz
A modo de entender, el problema que ha suscitado en sesenta años de disputas no reside en la ausencia de una patria para los palestinos, sino en el futuro político del territorio de 5.900 kilómetros cuadrados de Judea y Samaria, una zona cuyo estatus legal parece derivar hacia la conformación de un estado palestino, aunque previamente, ha estado sin determinar, por las prolongadas e inacabadas negociaciones entre las partes en liza. Esta situación parece mantenerse desde que formaba parte del Mandato Británico. Ya en los acuerdos de Camp David de 1978, negociados por Estados Unidos, Egipto e Israel, se articuló una determinación.
Aquel plan de autonomía de Camp David fue un paso transitorio entre la situación inicial y la proyección de un estatus permanente para Judea y Samaria y la Franja de Gaza. Tras más de medio siglo de hostilidades, aquel período transitorio que se proponía de cinco años era de suma importancia para afianzar la confianza mutua, la tolerancia y la comprensión, así como para concertar arreglos políticos.
Los esfuerzos diplomáticos para alcanzar acuerdos de paz duraderos tuvieron sus expresiones en la Conferencia Internacional de Madrid de noviembre de 1991, los acuerdos de Oslo de 1993, el reconocimiento del Estado de Israel por parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), los arreglos con Jordania, el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), con un parlamento y gobierno en Judea y Samaria y Gaza, y la consecución de una hoja de ruta hacia la creación de un estado palestino, se vieron en peligro por los sucesivos ataques terroristas islámicos en suelo israelí, principalmente.
El asesinato del primer ministro israelí Yitzhak Rabín, del que se ha cumplido casi 25 años (noviembre de 1995), fue un duro golpe para el campo de la paz, truncó las expectativas de continuidad de un proceso emprendido en Oslo en 1993, pese a los riesgos que ello implicaba para Israel.
Los sucesos del otoño de 2000 dieron al traste con las esperanzas de una paz duradera, y supuso la caída del gobierno presidido por Ehud Barak, el que más concesiones había hecho hasta entonces, bajo la fórmula de paz por territorios, ya emprendida por el malogrado y querido Yizhak Rabín (Z"L).
Fuentes consultadas:
Enciclopedia Británica.
Servicio de Documentación de la Embajada de Israel en España.
The Times. Conferencia del escritor y periodista Rafael Ben-Abraham Barreto, en Mi Tierra Televisión en diciembre de 2007.
Yom Haatzmaut, literalmente, Día de la Independencia de Israel, es observado desde 1949 como uno de las festividades menores del calendario hebreo. Yom o Jag Haatmaut conmemora la restauración de la soberanía judía en Eretz Israel y la Declaración de Independencia, el 5 de Iyar de 5708 (14 de mayo de 1948), con la proclamación del Estado de Israel. Si el 5 de Iyar coincide con un viernes o Shabat, se adelanata al jueves para evitar la profanación del Shabat. Este año se festeja el 75 aniversario de la restauración de la soberanía del Pueblo Judío en la Tierra de Israel.
En esta ocasión se levantan las restricciones del Omer tras la celebración de Yom Hazikarón (Día del Recuerdo) cuando una ceremonia del prendido de antorchas y salva de cañones en el Monte Herzl en Jerusalem determina el comienzo de la festividad nacional. En este contexto se realizan los servicios festivos de Yom Haatmaut en la sinanoga y en esa noche las principales ciudades de Israel organizan demostraciones y exhibiciones de fuegos artificiales y actividades de entretenimiento público. Las celebraciones en otros pueblos y en asentamientos colectivos (kibutz y moshav) en todo Israel se realizan en menor escala, pero igualmente alegres.
A la mañana siguiente la festividad está marcada por ceremonias institucionales, como la organización a cargo del Presidente del Estado, de la recepción al Cuerpo Diplomático y visitantes distinguidos, y la lectura de un mensaje del Día de la Independencia que se retransmite a través de la Televisión y la Radio, así como en las redes sociales e Internet, se entrega el Premio Israel por las contribuciones destacadas en los ámbitos científico, artístico e intelectual, y se celebra el Festival de la Canción Israelí, en el que la audiencia selecciona a los ganadores. Uno de los acontecimientos centrales de la festividad es el Concurso Mundial de Biblia para la juventud judía, organizado por la Sociedad Bíblica Judía Mundial y por el cuerpo de instrucción paramilitar Gadná que atrae a participantes de muchos países y una audiencia presente y televisada.
Para los judíos observantes, Yom Haatzmaut es un signo en el camino hacia la Redención de Israel y, por lo tanto, requiere una celebración religiosa. En vísperas del Día de la Independencia se llevan a cabo servicios religiosos en las sinagogas de Israel con el recitado de los salmos, versículos de Leja Dodí, y el del maariv diario en el modo de plegaria (nosaj) de yom tov. Igual que al fin de Yom Kipur, se entona el Shemá, y se hace sonar el shofar en tekiá y se proclama “El año que viene en Jerusalem Reconstruida. El servicio concluye con el canto de Shor Hamaalot (Salmos 126). Con la melodía de Hatikva o Esperanza, Sefirat Ha´Omer, el recitado del doceavo de los 13 Principios de la Fe y con saludos festivos apropiados.
La observancia en el hogar adopta la forma de una comida festiva y se cantan zemirot. Se viste el talit y se colocan los tefilin en el rezo de la mañana o shajarit, que incluyen pasajes que se leen en Shabat y se recita el Halel en su totalidad, con una bendición introductoria en muchas sinagogas, luego del cual se lee la haftará (Isaías, 10:32-12:6) que profetiza los días del Mesías y que sustituye la lectura de la Torá. El servicio continúa con una plegaria por el bienestar del Estado de Israel y una hazcarat neshamot por las víctimas de la Shoah y de los defensores caídos de Israel. El rezo de shajarit finaliza con En Kelohenu, lecturas prescritas y Adón Olam.
En algunas congregaciones de recita Halel en la noche previa.
Fuentes:
Boletín de la Comunidad Judía de Tenerife, documentación propia.
En el Jumash o Cinco libros de la Torá se menciona a Nisán como el primer mes del año, al haber sido aquél en que el pueblo de Israel se liberó de la esclavitud de los faraones de Egipto: "Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año" (Shemot 12:2). Otros nombres de meses mencionados en ciertos libros de la Biblia, especialmente en el Libro de los Reyes, como el "mes de Ziv" (1Reyes 6:37), o "el mes de Bul, que es el mes octavo" (1Reyes 6:38), y también "el mes de Eitanim, que es el mes séptimo" (1Reyes 8:2), fueron seguramente tomados de nombres de meses fenicios, ya que son mencionados en el contexto de las relaciones comerciales entre el Rey Salomón y el Rey Hiram de Fenicia.
Los nombres babilónicos, que han llegado hasta nuestros días, aparecen por primera vez en el Libro de Ester y en los de Esdras y Nehemías, y fueron adoptados asimismo por otros idiomas, como el turco moderno (Nisan = abril; Temmuz = julio; Eylül = septiembre; Şubat = febrero).
La duración de los meses hebreos oscila entre los 29 y los 30 días, de la siguiente forma:
Tishrei (30 días) (תשרי) - cae aproximadamente en septiembre u octubre
Jeshván (29 ó 30 días) (חשוון, llamado también Marjeshván - מרחשוון) - octubre o noviembre
Kislev (30 ó 29 días) (כסלו) - noviembre o diciembre
Tevet (29 días) (טבת) - diciembre o enero
Shevat (30 días) (שבט) - enero o febrero
Adar (29 días) (אדר) - febrero o marzo
Nisán (30 días) (ניסן) - marzo o abril
Iyar (29 días) (אייר) - abril o mayo
Siván (30 días) (סיוון) - mayo o junio
Tamuz (29 días) (תמוז) - junio o julio
Av (30 días) (אב) - julio o agosto
Elul (29 días) (אלול) - agosto o septiembre
El año hebreo, según la cuenta bíblica, comenzaba con el mes de Nisán, llamado en la Biblia "el mes primero" (Éxodo 12:2), y concluía en el mes de Adar; mientras que más adelante primó la concepción del comienzo del año en el mes de Tishrei, con la festividad de Rosh Hashaná (ראש השנה, literalmente "cabeza de año"), culminando el año en el mes de Elul, tal como rige el calendario hebreo hasta nuestros días.
Desde el punto de vista religioso, el calendario hebreo cuenta con cuatro diferentes "cabezas de año", siendo cada una de ellas el comienzo de la cuenta anual para diferentes finalidades:
1 de Nisán, es el principio de año de acuerdo a la cuenta bíblica, al conmemorar la salida de Egipto; y era el principio del año para los reyes: de tal modo, aún si un rey de Israel asumiera el trono el 29 del mes de Adar, ya al ser el día siguiente el primero de Nisán, se consideraba su segundo año de reinado.
1 de Elul, el principio del año para realizar la cuenta del diezmo de ganado a apartar según las prescripciones religiosas.
1 de Tishrei, el principio del año según el calendario hebreo moderno, conmemorando el aniversario de la Creación del mundo, y era la fecha en que comenzaba la cuenta de los años, los años sabáticos (cada séptimo año, en que las tierras quedaban incultas y en barbecho), y los jubileos (cada 50 años, en que prescribían las deudas y los esclavos quedaban libres).
15 de Shevat, el año nuevo de los árboles, siendo ésta la fecha de su despertar luego del letargo invernal.
El año judío
Un año hebreo incluye un ciclo completo de las cuatro estaciones del año, y, a su vez, debe contar con un número exacto de meses lunares. De esta manera, el año hebreo puede tener tanto 12 meses (año simple), como 13 (año bisiesto, o en hebreo שנה מעוברת, "año preñado").
Hoy en día es sabido que las estaciones del año se deben a la traslación de la Tierra en torno al Sol, ciclo denominado en astronomía "año trópico" (365 días, 5 horas, 48 minutos y 44 segundos). Al ser el año trópico sensiblemente más largo que el año lunar de 12 meses (354 días, 8 horas y 49 minutos), se iría trasladando Pesaj indefectiblemente hacia el invierno, contrariamente al precepto bíblico, si el año hebreo durase 12 meses de manera constante. Para evitarlo, se agrega un decimotercer mes a fin de año, cada vez que la diferencia acumulativa entre el año solar y el lunar, de unos 11 días por año, alcanza a formar un mes entero.
Bisiesto o embolismal
El año hebreo bisiesto es un año de 13 meses, denominado en hebreo "shaná me'ubéret" (שנה מעוברת, "año preñado" o embolismal), metaforizando al mes agregado cual si fuera el feto de una mujer embarazada; y de aquí que los métodos de institución de tal año, se llamen "ibur" (del hebreo עיבור, "preñamiento"); y en castellano, embolismo. El embolismo del calendario hebreo, consiste en la duplicación del mes de Adar, de manera que se intercala un nuevo mes de 30 días, llamado Adar "A" (אדר-א, "Adar álef"), antes del mes de Adar original, que pasa a ser Adar "Bis" (אדר ב, "Adar bet"). La principal razón por la que fue elegido justamente el mes de Adar para su duplicación es por ser el mes inmediato anterior a Nisán, el mes de la primavera, el de la salida de Egipto y en el que cae la Pascua judía, "Pésaj" (פסח), según indica la Biblia: "Guardarás el mes de Aviv (= primavera), y harás pascua a H’ tu D-s; porque en el mes de Aviv te sacó Hashem, tu D-s de Egipto" (Devarim 16:1). Otro motivo radica en que Adar era antiguamente el último mes del año, e históricamente se prefería hacer el agregado a fin de año. Ello se asemeja a lo ocurrido con el 29 de febrero, agregado justamente allí porque antiguamente era febrero el último mes del año romano.
El método original de embolismo, desarrollado alrededor del siglo VI antes de la Era Común, establecía que habría de agregarse un mes más, en tres años de cada ciclo de ocho. Ya en el siglo V de la Era Común, se perfeccionó el sistema, estipulándose de ahí en adelante que el agregado habría de hacerse en siete años por cada ciclo de diecinueve. Se estima que dichas técnicas tienen sus raíces en los conocimientos de astronomía de los babilonios, muy adelantados para su época, y del astrónomo griego Metón (siglo V antes de E.C.), y son aceptadas hasta el día de hoy.
Fuentes consultadas:
Poznanski, Samuel (1911). «Calendar (Jewish)». Encylopædia of Religion and Ethics.
Woods, F.H. (1911). «Calendar (Hebrew)». Encylopædia of Religion and Ethics.
Feldman, W.H. (1978). Rabbinical Mathematics and Astronomy (3 edición). Sepher-Hermon Press.
Spier, Arthur (1986). The Comprehensive Hebrew Calendar. Feldheim.
Resnikoff, L.A. (1943). «Jewish calendar calculations». Scripta Mathematica (9): pp. 191-195, 274-277.
Reingold, Edward M.; Dershowitz, Nachum (2011). Calendrical Calculations: The Millenium Edition (2 (July 1, 2001) edición). Cambridge University Press.
El término hebreo Kashrut se refiere al conjunto de leyes dietéticas del pueblo judío, que básicamente, viene a disponer qué es o no es apto para comer, y viene a determinar un modo de vida sustentando en la pureza, no solo en la alimentación sino en todas las esferas de la existencia. Por el momento, nos centraremos en las normas generales sobre la alimentación, el tratamiento y manipulación de los alimentos.